El cambio incremental nos puede llevar hacia lugares indeseados

El cambio incremental nos puede llevar hacia lugares indeseados

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Cada vez que interactuamos con alguna herramienta, lo hacemos a través de una interfaz. Por ejemplo, para abrir una puerta usamos una llave que encaja en un orificio y sabemos que la tenemos que hacer girar para destrabarla. No importa si es la puerta de una casa, de una caja fuerte, o de un coche, en todos los contextos sabremos cómo abrirla. Si usamos un teléfono para escribir un mensaje, la interfaz que nos aparecerá es la de un teclado y sabremos inmediatamente cómo componer un texto. Lo que más me intriga es el hecho de que el teclado luzca igual que el de las máquinas de escribir de hace más de 100 años, aunque la tecnología disponible y sus requisitos sean radicalmente diferentes.

Cuando se desarrolla un producto nuevo, se debe tener en cuenta el contexto en el que será recibido. En la presentación del primer iPhone, Steve Jobs hizo un gran trabajo al introducir un dispositivo sin teclado, sólo con pantalla. Le daba absoluta libertad a los desarrolladores de programas para que implementaran sus propias interfaces, sus propios botones y colores. Después de más de 10 años, sin embargo, seguimos usando el mismo teclado QWERTY para escribir. El mismo que usó Camilo José Cela (pero no Cervantes) para sus novelas. El cambio no puede ser demasiado radical o los usuarios jamás se acostumbrarían a una interfaz nueva. Si ya estaban usando un teclado, seguirán usando un teclado, con algunas modificaciones menores.

Hoy en día, un niño se expone por primera vez a un teclado a través de la pantalla de un teléfono. La necesidad, entonces, se crea al contrario. Una máquina de escribir mecánica tiene requisitos puntuales para las teclas y su distribución. Es de esperar que una pantalla tenga requisitos muy diferentes, y por ende debería abrir la puerta a infinidad de innovaciones. Lo que está sucediendo hoy en día es que gente que nunca interactuó con una máquina de escribir termina componiendo texto de la misma manera. No hay una razón tecnológica para que así sea, sino que se trata de un derrame tecnológico de una generación a la siguiente. El caso de la forma en la que escribimos es paradigmático porque todos estamos expuestos diariamente. En situaciones más complejas, el cambio incremental puede pasar completamente desapercibido durante mucho más tiempo y podría llevar a situaciones del todo indeseables.

La gente prefiere cambios incrementales en vez de decrementales

Hace poco se publicó un trabajo que mostraba que las personas resuelven problemas agregando en vez de substrayendo elementos[@meyvis2021Adding is favoured over subtracting in problem solving]. Por ejemplo, hacer que una imagen sea simétrica, la mayor parte de los participantes decidió agregar cuadrados negros en el otro extremo en vez de quitar los que ya estaban presentes. El título de este ensayo no es casual, la mayoría de los cambios son incrementales y no decrementales (hasta la palabra nos suena ajena y la RAE no la reconoce). Necesitamos hornos que sean capaces de llevar adelante cada vez más tareas, o heladeras que se puedan conectar a internet para hacer hielo de formas diferentes. Pero pocas veces las soluciones van a provenir de quitar complejidad, de disminuir opciones, de limitar a los usuarios.

En otros campos la discusión puede tener aristas mucho más diversas. La educación, por ejemplo, es una industria que evoluciona muy lentamente. Los programas de estudio fueron desarrollados hace ya más de un siglo, el método tradicional enciclopedista hace milenios[@vallejomoreu2019El infinito en un junco: la invención de los libros en el Mundo Antiguo]. Pero en principio no hay ningún motivo para que los cambios sean lentos. Los niños se exponen a la escuela por primera (y única) vez. No tienen ninguna expectativa cómo debería ser, de la misma manera que no esperan que haya un teclado en las pantallas de sus móviles. Por el otro lado, los adultos sí la tienen: tanto docentes como padres pasaron por un sistema educativo puntual y muy probablemente re-generen el modelo al que ellos fueron expuestos[@furman2020Aprender ciencias en las escuelas primarias de América Latina], con quizás alguna modificación menor.

La tecnología abre puertas muy interesantes, pero lo único que pudimos generar en las últimas décadas es reemplazar al docente por un video en Youtube. Sin dudas es un gran beneficio poder contar con educación bajo demanda, pero a fin de cuentas se trata de un cambio incremental. La misma escuela, la misma forma de enseñar se traslada al ámbito virtual, donde un adulto la transmite conocimiento a un niño, no muy diferente de cómo sucedía en la Grecia clásica. La verdadera innovación vendrá cuando seamos capaces de hacer tabula rasa, borrar los preconceptos acumulados y podamos comenzar a proponer cambios significativos. No se trata, en este caso, de olvidar lo aprendido, sino romper con el molde que nos imponemos a nosotros mismos al pensar en cambios graduales.

La educación no es el único campo donde las consecuencias de la acumulación incremental se notan. La industria científica es otro ejemplo del problema de introducir nuevas metodologías gradualmente. Si bien existe la idea de que la producción y el impacto de la ciencia está en declive, las medidas que se proponen, muchas veces, apuntan a expandir el abanico de parámetros para juzgar a un científico[@bhattacharya2020Stagnation and Scientific Incentives]. Primero fue la cantidad de papers, después la cantidad de citas. Luego los factores de impacto. Después de décadas, las voces más progresistas proponen dejar de tener en cuenta el género de las personas que aplican a subsidios. Y se supone que esta es la comunidad de gente más vanguardista del mundo.

Muchos cambios que se proponen como disruptivos no son más que pequeñas modificaciones a hábitos existentes. Incluso la idea de un auto autónomo es un cambio menor con respecto a los modos de transporte. Seguirán teniendo cuatro ruedas, seguirán causando embotellamientos. No hay dudas de que es un feature por el que mucha gente pagaría dinero, pero es otra vez progreso incremental. Como los túneles de Elon Musk, que no son nada más que eso: un túnel, sin importar la cantidad de marketing que haya detrás. La innovación tiene una inercia muy grande y tiene una gran componente de serendipia. Lo que no podemos dejar de hacer es preguntarnos si en este recorrido acumulador y gradual, nos estamos de hecho acercando al mundo en el que nos gustaría vivir.

La idea de la tabula rasa es una idea de Descartes, que quería borrar de su mente la educación que había recibido y recomenzar. Es una imagen que proviene del tiempo en el que se escribía sobre tablas de arcilla y borrar el contenido para reutilizarla implicaba alisarla. Estas ideas, que a veces se transforman en necesidades, no se refieren a la educación formal que cada uno recibe, sino de estímulos a los que estamos expuestos. Es por eso que los programas de inclusión son tan importantes. No podremos nunca proponer soluciones a los problemas de otros si no estuvimos expuestos a ellos. Es quizás por esto que 3 emprendedores (todos hombres) desarrollaron guantes para lidiar con productos de higiene femenina (https://pinkygloves.de/) sin haber nunca consultado a una mujer.

Pero no se trata de olvidar el pasado una y recomenzar, sino de poder tomarnos pausas para juzgar si el lugar en el que nos encontramos y la dirección en la que estamos yendo es la correcta y si lo estamos haciendo a la velocidad adecuada. No hay forma de saber hacia donde vamos sin saber dónde estuvimos. En Estados Unidos, por ejemplo, cambiaron el texto de algunas de las obras de Mark Twain porque eran racialmente inapropiadas[@vallejomoreu2019El infinito en un junco: la invención de los libros en el Mundo Antiguo]. Los estudiantes, hoy, se pierden la oportunidad de saber que hubo un pasado en el que la gente vivía de otra manera y lo más importante, se les niega el acceso a saber qué tan poco progreso hubo en más de 100 años.

Sin importar si se trata de temas que afectan a la humanidad en su conjunto o a proyectos profesionales, el cambio incremental puede llevar a situaciones del todo indeseadas. En este ensayo (en Inglés) cuento el proceso que atravesó la empresa que fundé hace dos años, y como pequeños cambios marcaron un camino que nos llevaron a un producto inviable. No tiene la misma escala que los temas que mencioné antes, pero la base para juzgar el contexto en el que vivimos puede ser extrapolable.


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