Esta novela es parte de la serie Kraken (aunque no leí ninguno de los otros libros todavía).

La novela está escrita como si fuera un diario personal (con fechas al principio de cada capítulo) y transcurre en dos planos temporales: el presente y el pasado de hace 45 años.

Es un policial que tiene muy buen ritmo. Transcurre en Vitoria (País Vasco) y la autora es muy detallada con los escenarios donde plantea la historia. Como no conozco la ciudad, es difícil saber si es todo verídico o es una cuestión de crear el trasfondo como de alguien que realmente entiende de lo que está hablando.

Hay muchos detalles localistas, como el tipo de fiestas que se celebran, dónde comer determinadas comidas, tradiciones y contexto de los pueblos alrededor de la capital.

La historia comienza con la aparición de un par de cadáveres: un hombre y una mujer, desnudos, en posición fetal, acariciándose mutuamente la cara. Aparece dentro de una iglesia y evocan a unos crímenes cometidos hace 25 años y por los que un personaje, Tasio, estaba cumpliendo una condena en prisión.

La historia es una carrera en contra del tiempo, ya que se supone que estos asesinatos son parte de una serie (que rápidamente descubrimos que es verdad.) Hay bastante de psicología involucrada, ya que el protagonista (Unai) es un perfilador de la policía.

Tasio, aunque en prisión, ofrece ayuda a Kraken (el apodo de Unai). Ahí es donde empieza un juego peligroso de seducción. El condenado a los crímenes dice que el es inocente, y le entrega algunas pistas a Unai. Pero es inocente o quiere incriminar a alguien más?

Con el tiempo descubrimos que tanto Tasio como su hermano gemelo Ignacio tienen un pasado conflictivo. Vienen de una familia muy poderosa (antiguos esclavistas, ahora industriales) de Vitoria. La narración en el pasado comienza sin mucho sentido, sin que podamos entender a qué viene. Pero hacia el final del libro ambos planos temporales convergen.

Sin arruinar la trama, lo que más me gustó del libro son los detalles localistas. Sin dudas le dan una impresión particular, de alguien que realmente conoce y adora la ciudad de Vitoria. La autora transmite esa pasión a través de la boca de Unai, que sabe todo sobre la historia de la ciudad y la realidad contemporánea.

Me hizo recordar a "Demasiados Héroes", donde hay una escena que involucra una caja de ravioles frescos un lunes en Buenos Aires: todas las fábricas de pastas están cerradas los lunes. Es un pequeño detalle que demuestra un gran conocimiento del contexto en el que transcurre la historia.

No tengo mucha experiencia leyendo policiales, pero este sin dudas me mantuvo enganchado. Me alegra haberle dado una oportunidad a Eva García Sáenz de Urturi, porque el otro libro que leí de ella, Aquitania, no me había gustado tanto. Me pareció que se quedaba un poco corto narrativamente.

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